lunes, 6 de junio de 2011

¡Adiós a la soltería!

 Cada vez son más las mujeres que viven en soltería y que quieren encontrar a alguien con quien compartir su vida. Por eso te damos algunas claves infalibles para hacer amigos y conquistar amores. Si eres soltera y quieres tener pareja a la mayor brevedad posible, ¡te conviene seguir leyendo!
¿Cómo ampliar tu red social? Éste es uno de los principales retos, pues las personas solteras son un grupo cada vez más numeroso de mujeres y hombres que viven en su casa sin una compañía habitual, ya sea por estar separados, divorciados, viudos o solteros.
Una mujer que vive sola tiene innumerables ventajas, como disfrutar de la libertad, ser responsable sólo de sí misma, ir descubriendo su propio universo personal y poder dirigir su vida hacia donde prefiera o se le antoje.
Otras virtudes de la soltería son el poder improvisar a cada instante y dar un giro a tu vida en cualquier momento, decorar la casa según tu propio gusto y poder vivir nuevas experiencias.

Consejos para solteras

No obstante, hay muchas mujeres que desean abandonar su situación sin pareja y compartir su vida con alguien. Si éste es tu caso, éstos son algunos consejos de los expertos para ampliar tu vida social, tanto en cantidad como en calidad, ya sea para conseguir grandes amores o nuevas amistades:

*Conoce gente nueva. La gran aventura del mundo de las citas puede ser una experiencia tan estimulante como divertida, pues al conocer gente nueva puedes descubrir a esa persona tan especial que podría iluminar y cambiar tu vida. Puedes tener encuentros con personas diferentes para decidir después con cuál de ellas quieres tener una relación y con cuáles prefieres tener una amistad. De hecho, muchas personas que viven solas comprueban cómo sus relaciones se van multiplicando de manera natural, debido a que cuando vivían en pareja se frecuentaban menos con los demás.

*Toma la iniciativa. Si dentro de un grupo de personas descubres que alguien te cae bien, da el primer paso y pídele su teléfono para volver a verse solos, con un plan determinado, que no implique un contacto personal demasiado largo ni estrecho, por ejemplo ir a una exposición y después tomar un café. Los hombres suelen recibir bien las ofertas de las mujeres decididas, siempre que sean razonables.

* Elige bien tus conversaciones. Cuando te encuentres por primera vez con una persona desconocida, elige temas de conversación sencillos, evita las cuestiones demasiado íntimas o delicadas como la política o la religión. A menos que tengas una actividad especialmente llamativa o interesante, no hace falta que menciones demasiados detalles de tu vida. Tampoco te centres en tus problemas o conflictos. Y también evita en lo posible hablar a cada rato de tu "ex", pues es un claro síntoma de que aún no has superado tu ruptura, separación o divorcio.

*Enamórate en la red. Cada vez más personas solas eligen Internet para encontrar a su "media naranja", para lo cual existen los portales de encuentros, que a cambio de una cuota mensual, se encargan de poner en contacto a personas que buscan amistad o pareja y comparten afinidades. Por otra parte, están las salas de chat o foros gratuitos, donde la gente se comunica a través de mensajes de texto y en los que suelen encontrarse personas de diferentes perfiles y nivel cultural.

En la búsqueda
Cada persona encuentra al amor de su vida en un momento diferente, lo cierto es que seguro que conoces muchos casos a tu alrededor de parejas que muestran que el amor no tiene edad y que siempre es buen momento para recibir la ilusión que reporta una pareja.
Si en este momento todavía no has encontrado el amor, pero tienes ganas de dejar de estar soltera, entonces lo primero que debes hacer, aunque parezca contradictorio, es relajarte. Las prisas hacen que te muestres nerviosa y eso siempre lo nota un chico. Lejos de resultarle atractiva, así solo huirá, ya que un chico prefiere que una historia nazca de una forma natural.

Para encontrar una pareja debes estar receptiva, debes arreglarte cada mañana y sentirte guapa cuando te mires en el espejo, porque nunca se sabe dónde puedes encontrar a la persona ideal. Puede ser en una fiesta el fin de semana o también en cualquier circunstancia en tu rutina diaria.

Puede que el chico de tus sueños sea tu compañero de universidad o se siente a tu lado cuando vas en el autobús. Solo tienes que pensar en aprovechar el momento y estar atenta para no dejar pasar la ocasión e iniciar una conversación.

Pero si quieres abandonar la soltería, entonces lo primero que debes hacer es creerte de verdad que eres merecedora de lo mejor y que un chico puede hacerte sentir especial

Apúntate a un club de solteros
En la mayoría de las grandes ciudades funcionan este tipo de círculos o clubes de solteros que organizan encuentros, viajes y salidas, para personas que comparten circunstancias similares y son compatibles tanto en lo cultural como en lo económico.



¿La pasión se enfría?

Vistos desde fuera por su familiares y amigos, tú y tu esposo son la pareja ideal, se quieren y están muy unidos, tienen buenos trabajos, su casa es la envidia de muchos, están saludables y sus hijos son su mayor alegría. Pero en la intimidad de su recámara las cosas son muy distintas. Desde hace tiempo, el ardor que antes compartían y que los empujaba a los brazos del otro para amarse con ansia, ha dado paso a un cristal invisible pero palpable y frío que los mantiene separados, espalda con espalda, excusa tras excusa.
Su problema es la disminución o pérdida del deseo sexual, y también es el de muchas parejas que comprueban con angustia que la llama de pasión que los unía indomablemente, parece apagarse sin remedio.

Donde hubo fuego
Cada vez es más frecuente en las consultas de los psicólogos y sexólogos escuchar a las parejas decir: "seguimos queriéndonos mucho, pero la pasión y el enamoramiento se han apagado". Testimonios como éste revelan uno de los problemas que más le preocupan a las parejas de hoy: la falta de atracción sexual.

Este fenómeno, que se da sobre todo en las mujeres pero también afecta a los hombres, puede deberse a factores biológicos, como el descenso hormonal debido a la edad o a una intervención quirúrgica, los cuales pueden aliviarse con terapias hormonales de reemplazo, que se administran con parches que se aplican sobre la piel y liberan pequeñas dosis de testosterona.
Pero la mayoría de las veces, la inapetencia sexual es provocada por problemas emocionales, como los conflictos entre la pareja, el aburrimiento o la rutina en las relaciones sexuales. En este caso los expertos te recomiendan acudir a todos los recursos disponibles para volver a encender el fuego sexual de sus brasas y cenizas.

Éstas son cuatro grandes recomendaciones de los psicólogos
  • Mejora tu atractivo. Si consideran que ya no necesitan conquistar a la pareja, dejan de hacer ese pequeño esfuerzo diario por resultarse atractivos y terminan por descuidar su aspecto físico, la higiene, el atuendo y la alimentación. En cambio, si te das cuenta de que tu propia pareja es una "especie en peligro" y puedes perderla porque crea atracción e interés en los demás, la empezarás a desear más. Una gran estrategia para que mantengan el deseo del otro es cuidar su propio atractivo, y esto lo logras mejor cuando eres una persona activa, independiente y socialmente agradable.
  • Fomenta la variedad y la sorpresa. Cuando tú y tu pareja hacen lo mismo todos los días, a la misma hora y en el mismo lugar, rápidamente se acostumbran, por eso les conviene evitar la cotidianeidad y lo predecible. Para contrarrestarlos, tienen que introducir novedad y sorpresas emocionantes, como una cita "prometedora" en un lugar imprevisto, decirle "te deseo" cuando él menos se lo espera, una llamada insinuante, una caricia atrevida y espontánea.
  • Recupera las actividades emocionantes. Cuando tu relación se estabiliza, puede aparecer el adormecimiento del deseo sexual. Sin embargo, la pérdida del deseo se produce sobre todo porque con el paso del tiempo se dejan de hacer cosas que antes se hacían. Entonces les conviene retomar los impulsos que en el pasado les resultaron excitantes, como salir solos, ir a bailar, tener detalles como regalarse una flor, viajar juntos, tener una cena íntima, usar un perfume de otros tiempos o escuchar la música que oían en sus encuentros sexuales más apasionados.
  • Prepara el escenario. Los problemas sexuales están estrechamente ligados a los lugares donde se lleva a cabo el sexo. Por eso es importante que primero identifiques qué elementos apagan su deseo y así descartarlos. Luego debes identificar qué contexto los excita a los dos y entonces favorécelo. También pueden reavivar el interés perdido, si al escenario habitual de la relación sexual le introducen elementos nuevos y distintos; la música, luces, fotos, sonidos o perfumes pueden ayudarlos a salir de la anestesia y revivir las ganas.



jueves, 19 de mayo de 2011

La pareja empieza por uno mismo

Para que aumente la probabilidad de que una pareja se forme y se desarrolle de manera satisfactoria, hay que tener claro, en primer lugar, lo que uno quiere y lo que uno es, independientemente de la persona con la que estemos.

Una forma de saber lo que uno quiere puede ser revisando lo que uno no quiere, y en concreto, aquello que no podría soportar en una relación de pareja. Tal vez sean cuestiones tan sencillas como que el otro fume, beba alcohol, o tenga algún hábito o característica física o personal incompatible con uno mismo.

Más adelante podemos contrastarlo con lo que sí nos gustaría vivir en una relación afectiva, partiendo del presupuesto de que tenemos todas las necesidades cubiertas. A partir de ahí, pasamos a definir qué es lo que no dejaríamos de hacer, o qué actividades nos producen más satisfacción, ilusión, diversión o bienestar.

Explorar lo que uno es incluye explorar los puntos débiles, los fuertes, e incluso los inexplorados o aún desconocidos. Tenemos que ver, a partir de este análisis, si otra persona podría enamorarse de nosotros, o bien pensar qué podemos aportar a una relación, presente o futura.

Aceptarse a uno mismo como es, e incluso diseñarse a su propio gusto, es un trabajo que precisa atención diaria.

Generalmente suelen pasarse los días sin que seamos apenas conscientes de lo que decimos o de lo que hacemos, de nuestro aspecto, de nuestros sentimientos, si bien solemos ser rápidos a la hora de emitir juicios sobre los demás.

Analiza la situación


Si lo que echamos de menos en nuestra vida es una relación de pareja, no estaría de más analizar nuestras expectativas en relación con la persona que queremos, por lo menos antes de lanzarnos a lo primero que pase.

Es imprescindible saber qué deseamos que esa persona aporte a nuestra vida, o qué nos gustaría vivir con ella física, intelectual, o emocionalmente. De esta manera, compartiendo con el otro lo mejor de uno mismo, será más fácil seleccionar, con acierto, a la persona con la que iniciar una relación más íntima.

 También esperaremos que ocurra lo mismo de forma recíproca. Una vez que sabemos el tipo de persona con la que queremos estar, ya podemos plantearnos dónde y cómo conocerla, qué se espera detectar en ella, y qué deseamos que conozca de nosotros mismos.

Intentaremos entonces facilitar las condiciones para que la relación transcurra de la mejor manera posible.

No es aconsejable entrar en una relación de pareja esperando que la otra persona aguante de nuestra forma de ser lo que ni siquiera nosotros mismos soportamos, y encima pretender que la relación vaya a salir bien.

Asume un fracaso

Además de observar lo que hacemos y decimos, lo más importante es analizar lo que pensamos, cómo nos tratamos, es decir, cómo nos hablamos y cómo convivimos con nosotros mismos. La idea de la felicidad suele representarse en compañía de otro, del que se espera estar enamorado.

Sin embargo, no podemos responsabilizar a los demás de nuestra felicidad.

Cuando dos personas se unen, y se complementan tanto a nivel individual como a nivel de pareja, la vida resulta más fácil, más divertida y más placentera.

Una última realidad que hay que asumir es que el propio desarrollo personal implica aceptar la posibilidad de que la relación no funcione. Si así es, lo mejor es interpretarlo de la mejor manera posible, como una opción más, y estar en paz con ella.

Dejemos de lado los enfados y las obsesiones por lo que se podría haber conseguido o por lo que finalmente no ha sido posible.

Si uno es capaz de convertirse en su mejor amigo, e intenta sacar lo mejor de cada situación, y rodearse de buena gente y de buenos actos, no le faltará felicidad a su lado.


Celos: ¿patológicos o normales?

Averigua cuáles son los tuyos y de tu pareja, ¡y a trabajar en ellos!

 Miedo a la pérdida


Siempre se ha dicho que los celos se deben a la inseguridad emocional de una persona, sin embargo esto no es así en la mayoría de los casos. Casi siempre los celos son normales y no patológicos, porque son el resultado de un tercer factor real que perturba el equilibrio de la relación.

Los celos normales son justificados porque nos invade un malestar al sentir que nuestra pareja expresa una atracción exagerada por otra persona que no somos nosotros. Los celos son un temor real de perder a la pareja, son nuestra respuesta al percibir un peligro en nuestra relación.

Nuestra vida en pareja nos brinda innumerables satisfacciones y es natural sentir que nos domina la rabia ante la idea de perder esa valiosa relación.

Una exaltación dañina

Los celos son patológicos cuando por el contrario, la amenaza es sólo imaginaria y se inventa a ese tercer factor. El problema se da cuando la furia y la intensidad de los celos sobrepasa lo normal, porque esos ataques de rabia y dolor desgastan la relación, la transforman en un infierno y crean una sombra en el amor. Por causa de los celos se puede llegar a la violencia familiar y a crímenes pasionales.

El problema está en que la persona celosa patológica siente la total pertenencia de su pareja y la ve como una posesión, cree que su cuerpo y sus sentimientos le pertenecen. El Dr. Héctor Castillo, sexólogo clínico y especialista en terapia de pareja, afirma que "cuando una persona siente celos, es porque ve a su pareja como algo que le pertenece. Los celos surgen porque dejamos de ver a nuestra pareja como un sujeto y lo empezamos a ver como un objeto de nuestra propiedad. Sin embargo los celos y la infidelidad no son propios del ser humano, sino que son conductas aprendidas".


Protégete de la clamidia

Es causada por la bacteria Chlamydia trachomatis y aunque no presenta síntomas, genera complicaciones graves que ocurren en forma silenciosa y causan daños irreversibles.

Mujer, cuídate

   Toda mujer u hombre sexualmente activos puede contraer clamidia y mientras mayor sea su número de parejas sexuales, mayor es el riesgo. Las mujeres jóvenes son las que corren un mayor riesgo, pues el cuello uterino es más susceptible a infecciones.

   La clamidia es una enfermedad silenciosa, pues la mayoría de las personas infectadas no presentan síntomas. Algunas manifestaciones aparecen entre la semana 1 y 3 después del contagio y consisten en flujo vaginal anormal o una sensación de ardor al orinar.

   Sin embargo la mayoría de las mujeres no tienen síntomas y pueden sufrir esta infección desde el cuello uterino hasta las trompas de falopio.

   Las mujeres que sí presentan síntomas sienten dolor en la parte inferior del vientre, dolor de espalda, náuseas, fiebre, molestia durante las relaciones sexuales o sangrados entre períodos menstruales.

   La infección de clamidia en el cuello uterino puede propagarse al recto y en el caso de haber mantenido sexo oral puede presentarse también en la garganta.

   En caso de no ser tratada, puede generar enfermedades inflamatorias pélvicas (EIP) que causan daño permanente en las trompas de falopio, el útero y los tejidos circundantes. Además puede ocasionar dolor pélvico crónico, infertilidad y embarazos ectópicos que pueden incluso causar la muerte de la madre.

Si usted es mujer

 

-La clamidia permanece en su cuerpo si no recibe tratamiento. Puede propagarse al útero o a las trompas de Falopio y causar enfermedad infl amatoria pélvica (EIP), una infección grave de los órganos reproductores.

-La EIP puede causar graves problemas de salud si queda embarazada, y también puede afectar su capacidad de embarazarse.

-La EIP puede causar dolor pélvico crónico.

-Si no recibe tratamiento para la infección de clamidia, podría contagiar a su bebé al nacer. La clamidia puede causar graves problemas de salud al bebé.

-Si no recibe tratamiento para la infección de clamidia, tiene mayor riesgo de contraer el VIH al tener relaciones sexuales sin protección con una persona infectada.

 

Si usted es hombre

 

La clamidia casi nunca conlleva problemas a largo plazo en los hombres. Puede causar una infección en el conducto que lleva el esperma desde los testículos. Esta infección puede causar dolor, fi ebre y, rara vez, esterilidad.

¿Y durante el embarazo?

   La infección por "clamidia" puede producir una rotura prematura de membranas, lo que trae como consecuencia un parto prematuro con nacidos de bajo peso, con todos los riesgos que esto implica. El bebé se contagia al aspirar las secreciones infectadas al pasar por el canal del parto, o bien si nace por parto por cesárea, por la infección de las membranas que sufrieron rotura espontánea antes de la fecha del parto. Los bebés infectados pueden sufrir infecciones en los ojos (conjutivitis) y en las vías respiratorias (neumonía).

¿Cómo puedo protegerme?

   La manera más segura de evitar el contagio de enfermedades de transmisión sexual es abstenerse del contacto sexual o tener una relación estable, mutuamente monógama, con una pareja a quien se le han hecho pruebas y se sabe que no está infectada.

   Los condones de látex en los hombres, cuando se usan de manera habitual y correcta, pueden reducir el riesgo de transmisión de la clamidia.

   Se recomienda que todas las mujeres sexualmente activas de 25 años de edad o menos y las mujeres de más edad con factores de riesgo de infecciones clamidiales (quienes tienen una nueva pareja sexual o múltiples parejas sexuales), así como todas las mujeres embarazadas se hagan anualmente pruebas para detectar esta enfermedad.

   El médico debería siempre hacer una evaluación de riesgos de enfermedades sexuales, la cual podría indicar la necesidad de realizar pruebas de detección con mayor frecuencia en ciertas mujeres.

   Cualquier síntoma en el área genital como por ejemplo una llaga poco usual, flujo con olor, sensación de ardor al orinar o sangrado entre ciclos menstruales, podría significar que la mujer tiene una infección por una ITS. Si la mujer tiene alguno de estos síntomas, debe dejar de tener relaciones sexuales y consultar con un médico de inmediato.

   El tratamiento temprano de las enfermedades de transmisión sexual puede prevenir la EIP. Las mujeres a las que se les informó que tienen una enfermedad de transmisión sexual y están recibiendo tratamiento deben comunicárselo a todas sus parejas sexuales recientes (con las que tuvieron relaciones sexuales en los últimos 60 días), para que consulten con un médico y se hagan las pruebas para saber si tienen una ITS.

Tu salud está en tus manos

Debes hacerte un examen por lo menor una vez al año si:
-Eres menor de 25 años y llevas una vida sexual activa.
-Eres mayor de 25 años y tienes relaciones sexuales con más de una persona.
-Eres mayor de 25 años y tienes una nueva pareja sexual.
-Estás embarazada.


Preguntas antes del "sí, acepto"

Por eso, novias y novios del mundo, no den este gran paso sin estar completamente seguros de conocer las respuestas a las siguientes preguntas y que todas ellas sean positivas:

 1.¿Los dos queremos tener hijos? En caso afirmativo, deben estar de acuerdo en quién va a dedicarle mayor tiempo a su educación. Esto es fundamental porque en la actualidad mujeres y hombres estamos en igualdad de condiciones laborales y las mujeres necesitamos también desarrollarnos profesionalmente para ser útiles a la sociedad.

 2.¿Conocemos nuestros historiales clínicos por completo? Deben saber de sus respectivas enfermedades tanto físicas como mentales, sin ocultar ningún antecedente. Hablen también de las enfermedades de los miembros de su familia, sobre todo cuando se trata de retraso mental, diabetes, padecimientos cardiacos y enfermedades genéticas.

 3.¿Tenemos claras nuestras obligaciones como esposos? No compartir la misma opinión respecto al ahorro es un detalle fundamental que causa que miles de parejas rompan. Un hombre demasiado avaro o una mujer despilfarradora, o viceversa, son incapaces de mantener una economía familiar equilibrada y pueden acabar destruyendo la relación.

 4.¿Conocemos las creencias y necesidades espirituales del otro? Es indispensable estar de acuerdo sobre cual será la educación religiosa que le darán a sus hijos, porque esto también afectará el colegio al que elijan que vayan sus hijos y los amigos que les gusten para ellos.

 5.¿Qué clase de hogar espera formar cada uno? Es muy importante aclarar de quién será la responsabilidad a la hora de organizar las tareas de la casa y el rol que cada miembro de la pareja va a desempeñar dentro de las funciones del hogar, porque si no se hacen equitativamente, con el tiempo esto puede traer severos resentimientos y conflictos entre ustedes.

6¿Es mi pareja tan cariñosa y amable como yo espero? Pregúntense si les llena emocionalmente el otro tanto como cada uno lo necesita, ya que la falta de demostración de afecto es también otro de los principales motivos de separación entre los esposos.

 7.¿Realmente nos escuchamos mutuamente? En muchos casos no se toman en cuenta las necesidades ni las preocupaciones del otro y acabamos casándonos con desconocidos que no tienen nada que ver con nuestra forma de ser ni de sentir, simplemente por la costumbre de estar a su lado o por el miedo a quedarnos solos.

 8.¿Confiamos ciegamente el uno en el otro? Si no están completamente seguros de que su relación es lo suficientemente sólida como para superar cualquier obstáculo que pueda surgir en un futuro, corren un gran riesgo de separarse con el tiempo.

 9.¿Respetamos y valoramos a la familia del otro? Cuando no tienen claro hasta qué punto sus respectivos padres podrán interferir en la relación de pareja, muchas veces existe la pesadilla de la suegra venenosa que destruye una bonita relación de amor, metiendo discordia por asuntos de poca importancia.

 10.¿Existe algo a lo que no estamos dispuestos a renunciar al casarnos? ¿Sacrificarías tu carrera profesional por convertirte en madre y esposa si él te lo pide, o te alejarías de tu familia para irte con él a otro país?

¿Abandonaría él a sus amigos si a ti te parecieran una mala compañía, o cambiaría de empleo por pasar mayor tiempo contigo y sus hijos, o renunciaría a las fiestas y antros para pasar un sábado juntos y tranquilos en casa?





La palabra tiene poderoso efecto en la conducta, ya que influye sobre quien la pronuncia y afecta e involucra a quien la recibe, penetrando en sus emociones. Cuando en un diálogo de pareja predominan frases ofensivas, burlonas o humillantes, estamos frente a violencia verbal.
Es como una paliza que no deja evidencias a la vista, y la víctima que la vive es perseguida con amenazas, injurias, calumnias, gritos, insultos, descalificaciones, desprecios, burlas, ironías, críticas permanentes y acciones para socavar su seguridad y autoestima.
Estamos acostumbrados a pensar que violencia es algo que se refiere únicamente a los golpes, a las agresiones físicas. Sin embargo, dejamos de lado una forma mucho más directa y cotidiana que tiene que ver con nuestra manera de hablar. No sólo nos referimos a lo que decimos, sino a cómo y con qué intención lo hacemos.
“El abuso verbal puede ser directo o sutil, y los comentarios se pueden hacer de manera hostil, con enojo o, incluso, con una sonrisa. Debemos entender este punto, porque cuando nos abusan ‘cariñosamente’ nos duele, pero no sabemos bien por qué”, explica el Dr. Noel Arce Noriega, especialista en Psicología en México.
Oculto, pero hiriente
La violencia verbal es más difícil de percibir porque no deja cicatrices físicas, amén de que suele efectuarse en privado. Con frecuencia, la víctima es mujer y el perpetrador del abuso es varón, cuyo objetivo es hacer que la otra persona se sienta humillada, equivocada o mal, mientras que él se siente mejor.
De acuerdo con la estadounidense Patricia Evans, especialista en relaciones interpersonales y autora del libro El abuso verbal, este tipo de violencia se caracteriza por:
* Atacar la naturaleza y las capacidades de la pareja, lo que ocasiona que con el paso del tiempo, la persona agredida comience a creer que hay algo malo con ella o sus capacidades.
* Ser abierto (mediante insultos y arranques de ira) o encubierto (a través de comentarios sutiles, con un efecto similar a un “lavado de cerebro”). El primero suele incluir reproches y acusaciones, en tanto el segundo es agresión oculta para ejercer control sin que la pareja se dé cuenta.
* Ser manipulador, pues pueden hacerse comentarios despectivos en forma sincera e interesada.
* Ser imprevisible, lo que ocasiona que la pareja quede aturdida, atónita y desestabilizada por el sarcasmo, frase hiriente, desprecio o comentario injurioso.
* Expresar doble mensaje, ya que existe incongruencia entre la manera en que habla el abusador y sus verdaderos sentimientos. Por ejemplo, puede sonar muy sincero y honesto mientras está diciendo a su contraparte lo que tiene de malo.
* Aumentar en intensidad, frecuencia y variedad: la violencia inicia con frases despectivas, disfrazadas de chistes, y puede escalar hacia el abuso físico, comenzando con empujones “accidentales”.
Categorías
Existen diversas formas de ejercer la violencia verbal. De acuerdo con el Dr. Arce Noriega, se agrupan de la siguiente manera:
* Retener. Si una pareja retiene información y sentimientos, entonces el vínculo matrimonial se debilita. El abusador que se rehúsa a escuchar a su pareja le niega la experiencia y la deja aislada.
* Rebatir. Quien ejerce la violencia verbal ve a su pareja como adversario, por lo que con frecuencia se le corrige en todo lo que dice y hace.
* Rebajar. Puede ser una forma sumamente insidiosa de abuso verbal, porque niega y distorsiona la percepción real de la pareja del abuso, lo cual es sumamente destructivo. A veces va disfrazada con humor, pero su efecto humillante hiere a la persona.
* Bloquear y desviar. El abusador verbal rechaza todo tipo de comunicación, dictamina lo que puede ser discutido o retiene información. Puede impedir toda posibilidad de resolver conflictos mediante el aislamiento y el desvío.
* Acusar y culpar. Se le responsabiliza a la pareja de hacer algo malo o alguna violación de los acuerdos básicos de la relación.
* Juzgar y criticar. El agresor juzga a su pareja y luego expresa su juicio en una forma crítica. Si ella objeta, puede decirle que simplemente está señalando algo para ayudarle, aunque en realidad la está descalificando.
* Trivializar. Es un intento por tomar algo que se ha dicho o hecho y convertirlo en insignificante. Cuando se hace esto en forma franca y sincera, puede ser difícil de detectar. A menudo, la pareja queda confundida y cree que no ha explicado eficazmente a su compañero la importancia de algunas cosas para ella.
* Socavar. Se retiene el apoyo emocional y erosiona la confianza y determinación. A menudo se aplasta una idea o sugerencia con un único comentario.
* Amenazar. Se manipula a la pareja haciendo que surjan en ella sus mayores temores.

o    Ordenar. Niega la igualdad y la autonomía de la contraparte, tratándole como esclava o subordinada.
¿Qué hacer?
“Es fundamental que la pareja reconozca las características de la violencia verbal, pues cuando hay abuso de este tipo en una relación, por lo general se trata de un problema mutuo, no sólo de una de las partes”, enfatiza el terapeuta.
Si está en una relación abusiva verbalmente o descubre que se engancha a menudo en relaciones de este tipo, busque atención psicológica con un especialista en salud mental, quien tras estudiar su caso y mediante terapia le ayudará a cambiar ese patrón de conducta.


lunes, 9 de mayo de 2011

Tips para superar mal de amores

**Superar una relación amorosa suele ser algo complicado, sobre todo cuando hay una tercera persona.
*Sin embargo, es importante actuar, sentirte lo mejor posible y despedirte de esa persona para continuar tu camino. Relájate, no es el fin del mundo. Aquí unos consejos.
**Desahógate. Es normal que el dolor te coma en esos momentos. Así que es mejor sacarlo de ti. No te reprimas y, si tienes ganas de llorar, hazlo ya sea en tu cuarto, con tus amigas o con quien te sientas más en confianza. También hay otras formas de exteriorizar lo que sientes: escribe, pinta, canta, o lo que quieras.
**No te lastimes de más. Evita saber información tanto de tu ex como de su nueva conquista. Un consejo de oro: jamás te compares con la otra chica. No te desgastes por saber cómo es, si es más bonita o hace cosas que le agradan más a tu ex. Tú eres única y te mereces un chico maravilloso. Valora lo grande que eres.
**No te desgastes odiándolo (ni a la chica). Mejor ámate a ti. No tiene caso que gastes tu energía en algo tan negativo como eso. Tampoco te pedimos que lo ames, sólo aléjate y dedícate a ti. Además, mientras tú te complicas la existencia, muchas veces la otra persona ni en cuenta.
**Piensa lo que quieres hacer. Date un tiempo para pensar qué es lo que quieres para ti y qué te gustaría cambiar de tu vida. Es un buen momento para reflexionar y date cuenta la gran persona que eres. No seas tan dura contigo y también perdónate a ti misma si crees que en tu relación permitiste cosas que no debías.
**Rodéate de la gente que te quiere. Los amigos y la familia son la mejor medicina para estos momentos. Déjate consentir. Si te invitan a salir, acepta. Está bien que expreses todo lo que estás sintiendo, sólo ten cuidado de no pasártela hablando de ti misma todo el tiempo. También es un buen momento para distinguir a la gente que está contigo en las buenas y en las malas.
**Evita el contacto con tu ex. Si tienes cosas que son suyas, devuélveselas. Evita llamarlo y buscarlo. Si es posible, elimínalo de tus contactos en el chat, el celular y las redes sociales. De lo contrario, te enterarás de las cosas que le ocurren y podrías lastimarte.
**Siéntete linda. Es un buen momento para arreglarte. Date un cambio de look. Renuévate. Aprovecha la ocasión y siéntete la más coqueta de todas





La pareja empieza por uno mismo

Para que aumente la probabilidad de que una pareja se forme y se desarrolle de manera satisfactoria, hay que tener claro, en primer lugar, lo que uno quiere y lo que uno es, independientemente de la persona con la que estemos.
Una forma de saber lo que uno quiere puede ser revisando lo que uno no quiere, y en concreto, aquello que no podría soportar en una relación de pareja. Tal vez sean cuestiones tan sencillas como que el otro fume, beba alcohol, o tenga algún hábito o característica física o personal incompatible con uno mismo.
Más adelante podemos contrastarlo con lo que sí nos gustaría vivir en una relación afectiva, partiendo del presupuesto de que tenemos todas las necesidades cubiertas. A partir de ahí, pasamos a definir qué es lo que no dejaríamos de hacer, o qué actividades nos producen más satisfacción, ilusión, diversión o bienestar.
Explorar lo que uno es incluye explorar los puntos débiles, los fuertes, e incluso los inexplorados o aún desconocidos. Tenemos que ver, a partir de este análisis, si otra persona podría enamorarse de nosotros, o bien pensar qué podemos aportar a una relación, presente o futura.
Aceptarse a uno mismo como es, e incluso diseñarse a su propio gusto, es un trabajo que precisa atención diaria.
Generalmente suelen pasarse los días sin que seamos apenas conscientes de lo que decimos o de lo que hacemos, de nuestro aspecto, de nuestros sentimientos, si bien solemos ser rápidos a la hora de emitir juicios sobre los demás.

Analiza la situación
Si lo que echamos de menos en nuestra vida es una relación de pareja, no estaría de más analizar nuestras expectativas en relación con la persona que queremos, por lo menos antes de lanzarnos a lo primero que pase.
Es imprescindible saber qué deseamos que esa persona aporte a nuestra vida, o qué nos gustaría vivir con ella física, intelectual, o emocionalmente. De esta manera, compartiendo con el otro lo mejor de uno mismo, será más fácil seleccionar, con acierto, a la persona con la que iniciar una relación más íntima. También esperaremos que ocurra lo mismo de forma recíproca. Una vez que sabemos el tipo de persona con la que queremos estar, ya podemos plantearnos dónde y cómo conocerla, qué se espera detectar en ella, y qué deseamos que conozca de nosotros mismos.
Intentaremos entonces facilitar las condiciones para que la relación transcurra de la mejor manera posible.
No es aconsejable entrar en una relación de pareja esperando que la otra persona aguante de nuestra forma de ser lo que ni siquiera nosotros mismos soportamos, y encima pretender que la relación vaya a salir bien.

Asume un fracaso
Además de observar lo que hacemos y decimos, lo más importante es analizar lo que pensamos, cómo nos tratamos, es decir, cómo nos hablamos y cómo convivimos con nosotros mismos. La idea de la felicidad suele representarse en compañía de otro, del que se espera estar enamorado. Sin embargo, no podemos responsabilizar a los demás de nuestra felicidad.
Cuando dos personas se unen, y se complementan tanto a nivel individual como a nivel de pareja, la vida resulta más fácil, más divertida y más placentera.
Una última realidad que hay que asumir es que el propio desarrollo personal implica aceptar la posibilidad de que la relación no funcione. Si así es, lo mejor es interpretarlo de la mejor manera posible, como una opción más, y estar en paz con ella. Dejemos de lado los enfados y las obsesiones por lo que se podría haber conseguido o por lo que finalmente no ha sido posible.
Si uno es capaz de convertirse en su mejor amigo, e intenta sacar lo mejor de cada situación, y rodearse de buena gente y de buenos actos, no le faltará felicidad a su lado.

viernes, 6 de mayo de 2011

No pelees con tu pareja

Al pasar los años, las relaciones van tomando un rumbo diferente y lo que antes no causaba conflicto hoy puede desencadenar una pelea campal entre tu pareja y tú, sin razón aparente.
Si tus discusiones comienzan por la misma razón, al finalizar te sientes la víctima y todo se sale de control, llegando a gritos o agresión verbal, es necesario poner el freno de mano para no perder la confianza y respeto en tu relación.

Del odio al amor, sólo hay un paso
Para terminar con los conflictos es necesario que con total sinceridad, analicen qué desencadena la discusión e identifiquen quién es el que da inicio a las peleas, no tolera una opinión o no es capaz de ponerse en los zapatos del otro para encontrar una solución.

Si desean saber cómo poner fin a la discusión, sigan estos consejos:
1. Tomen lápiz y papel y escriban todos los puntos que les desagradan del otro, para identificarlos y comentarlos sin llegar a discutir. Recuerden que éste es un ejercicio de tolerancia, amor y respeto, necesarios para cuidar su relación.
2. Identifiquen en qué medida es uno mismo el responsable de las discusiones violentas o tensas.
3. Acepten cada uno el peso que tiene su conducta y desencadena las peleas, con total humildad y sinceridad.
4. Contesten las siguientes preguntas:
  • ¿Quién de los dos comienza casi siempre las discusiones?
  • ¿Tu molestia desaparece o se mantiene por mucho tiempo después del conflicto?
  • ¿Quién suele dar el primer paso para reconciliarse después de las tormentas?
  • ¿Te gustan los conflictos y no sabes mantener una relación sin pelearte?

Tips para no pelear
1. Comunicarte con tu pareja es algo vital para que la relación funcione y avance, y es necesario que expreses lo que quieres y también escuches el punto de vista de tu pareja, sin llegar a la pelea o al enfrentamiento, ya que esto es clave para que la comunicación funcione bien.
2. Si tienes un carácter impulsivo, detente unos segundos antes de molestarte y gritar y piensa bien en lo que vas a decir para evita atacar verbalmente a tu pareja.
3. Es muy probable que el solo hecho de "contar hasta 10" y detenerte a reflexionar unos instantes te ayude a relajarte y pensar bien lo que quieres decir.
4. Si por el contrario, tiendes a quedarte callada, haz un esfuerzo y habla de lo que sientes, para no caer en el papel de víctima sumisa.
5. Comienza a hablar aunque no tengas demasiado claro lo que vas a expresar y ve introduciendo frases que interrumpan el monólogo del otro. Pronto te descubrirás a ti misma manifestando y defendiendo tus opiniones. Recuerda: sin gritar.
6. A veces el orgullo hace que nos cueste reconocer algunos errores o pedir disculpas por lo que deja a un lado el ego y sé comprensiva con tu pareja para lograr un acuerdo.
7. Utiliza el sentido del humor y la imaginación, a menudo es el mejor camino para hacer las paces con tu pareja. Intenta reírte y no dramatices las situaciones.
  1. Si alguno de los dos se va al trabajo de mal humor o el corazón dolido por una discusión "mañanera", las cuales hay que evitar a toda costa porque tienden a proyectar su sombra durante toda el día, eviten que el reencuentro por la tarde vuelva a ser conflictivo.